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Los cuidados paliativos nacieron en el año 1967 como forma de dar una respuesta al alivio del sufrimiento al final de la vida, mediante la atención sanitaria y social. En aquella época, los cuidados hacia las personas con enfermedades incurables se limitaban a ser dados en centros caritativos; pero este nuevo movimiento iba a permitir tratar a las personas de una forma digna, defendiendo su autonomía personal, el alivio del sufrimiento y evitando el encarnizamiento terapéutico.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que deben recibir cuidados paliativos son “aquellos pacientes que, en presencia de una enfermedad oncológica o no oncológica incurable, avanzada y progresiva, tengan un pronóstico de vida limitado, escasa probabilidad de respuesta a tratamientos específicos, crisis de necesidades que ocasionen sufrimiento o impacto emocional y familiar con repercusiones en la estructura de la red de apoyo del cuidador”.

Podemos resumir sus objetivos fundamentales en: atender a los síntomas físicos y a las necesidades emocionales, sociales, espirituales y aspectos prácticos del cuidado de las personas al final de la vida y familiares; informar, comunicar y apoyar emocionalmente a la persona asegurando que sea escuchado, participe en las decisiones, obtenga respuestas claras y honestas, y exprese sus emociones; asegurar la continuidad asistencial en la atención a la persona estableciendo mecanismos de coordinación entre todos los niveles asistenciales y recursos implicados.

A lo largo del tiempo, los cuidados paliativos han ido evolucionando del conocido “Modelo Tradicional de atención al final de la vida” al “Modelo de Atención Integrada y Complementaria”. El esquema explicativo de ambos modelos, lo podemos encontrar en la siguiente imagen. Básicamente, la diferencia fundamental de ambos modelos, radica en el momento que se deciden aplicar los cuidados paliativos. En el caso del Modelo Tradicional se centraba en ofrecer los cuidados paliativos una vez que los tratamientos curativos ya no fueran efectivos. Por su parte, el Modelo Integral ofrece los cuidados paliativos desde una fase más precoz de la enfermedad de tal manera que el tratamiento sintomático vaya aumentando progresivamente a medida que las oportunidades curativas van disminuyendo.

Imagen: Modelos de atención al final de la vida


 
Fuente: Librada, Herrera y Pastrana, 2015.

 

Es tal la importancia de la atención a los pacientes con enfermedad avanzada y terminal, que diversos organismos internacionales lo han avalado. Un claro ejemplo de dicha importancia lo podemos ver en la gran cantidad de diversos informes que ha publicado la OMS con el objetivo de ayudar a desarrollar programas de atención  pacientes en fase terminal. Cabe resaltar entre esas medidas la resolución que incide en el Fortalecimiento de los Cuidados Paliativos como parte del tratamiento integral a lo largo de la vida en la cual se describe la situación actual de los cuidados paliativos en el mundo y se exponen las medidas que son cruciales para potenciarlos desde una óptica de salud pública.

De esta manera, podemos resumir que los modelos de abordaje en Cuidados Paliativos para ser excelentes deben:
•    Construir un modelo de atención  integral basado en las necesidades de pacientes y familias, teniendo en cuenta todas sus necesidades físicas, psicológicas, sociales y espirituales.
•    Garantizar un modelo de organización basado en la Atención Integrada y Compartida (en todos los niveles asistenciales y con intervenciones basadas en complejidad) y continuada (seguimiento del paciente las 24h. del día, los 365 días del año).
•    Garantizar la cobertura de la población susceptible de atención en cuidados paliativos, accesibilidad y equidad a los recursos y asegurar la calidad de la atención medida en términos de eficacia, eficiencia y efectividad.
•    Realizar una evaluación periódica de los resultados con el objetivo de gestionar adecuadamente los recursos y planificar acciones según las necesidades reales de estas personas.
•    Fomentar la formación especializada y la educación a todos y cada uno de los profesionales y ciudadanos, que de alguna forma u otra intervienen en todo el proceso de la enfermedad.
•    Trabajar en red y alinear a todos los profesionales del sistema sanitario y social, gestores, gobiernos, incluyendo el tercer sector y voluntariado en el modelo de atención final de la vida.

 


Esta entrada es un extracto del artículo “Atención centrada en la persona al final de la vida: atención sociosanitaria integrada en cuidados paliativos”, publicado en el número 13 de la revista Actas de Coordinación Sociosanitaria. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.

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