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Salud mental y asistencia personal para una vida independiente

¿Qué nos está pasando? y ¿qué podemos hacer? La salud mental es la verdadera enfermedad de España, las cifras no paran de subir con respecto a la incidencia de patologías de salud mental en nuestro país. Nuestra población enferma, y de manera social, también tenemos que dar respuestas a las demandas que se van planteando.

Los datos estadísticos indican, que una de cada cuatro personas sufre o sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida. Según el informe de Fundamed (2021) establece: “casi tres millones de personas tienen un diagnóstico de depresión en España, lo que la convierte en la enfermedad mental más prevalente en nuestro país”. Podemos afirmar con estos datos, que la sociedad española necesita ofrecer una respuesta social, a través de recursos y servicios, que tengan como fin, desarrollo de la calidad de vida de las personas, afectas a una patología de salud mental.

Cuando hay patologías de salud mental limitantes, como la depresión, que además es una enfermedad muy compleja, ¿cómo podemos reconducir esa situación? ¿hay alguna figura profesional que nos pueda ayudar?

Desde el Servicio de Atención Telefónica Gratuita en materia de Dependencia y Discapacidad de Fundación Caser, queremos destacar la asistencia personal como una herramienta fundamental para garantizar a las personas con diversidad funcional el desarrollo de un estilo de vida independiente respetando su individualidad y su autodeterminación para poder tomar decisiones sobre todos los aspectos de su vida.

Esta solución de apoyo facilita la inclusión en la comunidad, evita situaciones de aislamiento y favorece la promoción de la persona en su medio social. La ayuda es totalmente personalizada y la prestan profesionales, los asistentes personales.

“Un profesional de la asistencia personal es una persona que realiza o ayuda a realizar las tareas de la vida diaria a otra persona que por su situación de dependencia no puede realizarlas por sí misma, o le resulta muy difícil hacerlas, permitiendo así que pueda llevar una vida independiente”. (Definición parcial de Alejandro Rodríguez-Picavea y Javier Romañac, 2006). 

Es la opción idónea en todos los casos de discapacidad en los que se puede obtener autonomía y se desea una vida más independiente, y también en numerosas enfermedades mentales como la depresión con la que empezábamos este post, ya que: “Su finalidad es la promoción de la autonomía de las personas en situación de dependencia, en cualquiera de sus grados (…) Con esta prestación se contribuye a que el beneficiario pueda contratar una asistencia personal que le facilite el acceso a la educación y al trabajo, así como a una vida más autónoma en el ejercicio de las actividades básicas de la vida diaria”. Así define la Ley esta prestación.

En el Servicio de Atención Telefónica Gratuita en materia de Dependencia y Discapacidad de Fundación Caser todas las personas que atendemos el teléfono somos Trabajadoras Sociales y conocemos los procedimientos para gestionar, tanto el reconocimiento de la dependencia y la discapacidad, como, las ayudas disponibles en cada Comunidad Autónoma, cómo y dónde solicitarlas. En numerosas ocasiones atendemos situaciones en las que el asistente personal es la respuesta más adecuada.

Pero ¿cómo y dónde se solicita el asistente personal?

Muchas personas piensan que la dependencia es para personas mayores, pero cualquier persona con una discapacidad, o con alguna enfermedad, aunque sea joven, puede estar en situación de reconocer su dependencia. 

En nuestro servicio, primero orientamos, explicamos a nuestro interlocutor en qué consiste la dependencia y las posibilidades que existen en relación al procedimiento de reconocimiento de la misma, ya que esta prestación económica para la contratación de un asistente personal se selecciona al realizar en el Plan Individual de Atención (PIA), y al ser un procedimiento de dependencia, se solicita en los Servicios Sociales de su Comunidad Autónoma cuando se tenga el grado reconocido.

En el caso de tener la valoración de dependencia realizada, y se quiera añadir esta prestación, se solicita un cambio del PIA sin necesidad de una nueva valoración de dependencia, teniendo en cuenta las incompatibilidades con otras prestaciones o ayudas de su Comunidad Autónoma.

Cómo se deciden las tareas para las que se precisa ayuda y dónde se describen 

Para establecer y poder cuantificar las ayudas, el profesional de referencia de servicios sociales junto con la persona que necesita la ayuda o su representante, evalúan ciertas áreas relacionadas con la vida diaria que determinarán dónde necesita apoyo. El asistente personal puede realizar un gran abanico de tareas: personales, del hogar, de desplazamiento, de coordinación…No es un cuidador al uso, dispone de formación y sobre todo entiende el enfoque de la filosofía de vida independiente: no suplirá a la persona, colaborará con ella para que sea capaz de desarrollar un estilo de vida independiente con respecto del resto de ciudadanos.

La relación entre asistente personal y persona con diversidad funcional, se regula a través de una relación contractual (un contrato entre ambos), según el convenio acordado. Una vez se decide establecer esta relación contractual, se planifican las necesidades de asistencia que quedan registradas en el Plan Individual de Vida Independiente (PIVI). 

PIVI es el nombre que recibe en la Comunidad de Madrid este documento que recoge la descripción de las tareas para las que la persona con diversidad funcional necesita ayuda y las horas que le asistirá su asistente personal. En todas las Comunidades Autónomas existe un documento similar en el que se sistematizan los objetivos de la intervención con la persona para conseguir su autonomía y éste recibe distintos nombres.

Cómo se contratan estos asistentes personales 

El beneficiario puede contratar al asistente personal con una empresa o entidad autorizada por su Comunidad Autónoma, o a un asistente dado de alta en el régimen de autónomos de la Seguridad Social, eso sí, cumpliendo los requisitos de no ser cónyuge, ni pariente de la persona beneficiaria hasta el tercer grado, por consanguineidad, o afinidad.

La clave en este proceso es la relación humana que se forja entre el asistente personal y la persona con diversidad funcional, una relación de acompañamiento social destinada a conseguir una mayor calidad de vida para que pueda sentirse integrada. El asistente personal estará ahí, ofreciendo apoyo a la persona con diversidad funcional y dependencia sin sustituirlo, para empoderarlo y lograr la transformación que le permita una vida más independiente. 

Patricia Prieto García y Lidia Toledano Satorres
Trabajadoras Sociales 
Servicio de Atención Telefónica Gratuita en materia 
de Dependencia y Discapacidad de Fundación Caser

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