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Mantener una alimentación saludable es un importante factor de prevención de la diabetes tipo 2. Sin embargo, su adopción no constituye únicamente una elección individual, sino que viene condicionado, en muchas ocasiones, por el contexto social y económico de la población. 

Sobre estos asuntos pone el foco la campaña “Más que Diabetes: determinantes sociales” de la Federación Española de Diabetes (FEDE) que, con el apoyo de MSD, busca llamar la atención sobre los determinantes sociales y económicos que condicionan el desarrollo de la diabetes tipo 2, siendo la alimentación uno de ellos.

La Dieta Mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según la UNESCO, y está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los patrones alimentarios más saludables del mundo. Aunque normalmente se suele asociar un mayor poder adquisitivo con una alimentación de calidad, en España existen varios determinantes sociales que condicionan el acceso de la población a la Dieta Mediterránea, y que van más allá de lo económico. 

Por ejemplo, aunque Cataluña e Islas Baleares están por encima de la media en gasto en alimentación per cápita, según el Informe Alimentación Saludable, elaborado por la EAE Business School, Cataluña registra un consumo excesivo de ultraprocesados, relacionado con el estilo de vida apresurado de las grandes ciudades. Algo similar sucede en Islas Baleares, una región que también cuenta con un gasto en comida superior a la media nacional, pero donde gran parte de estos ingresos se destinan a la compra de bollería y refrescos, alimentos perjudiciales para la salud que aumentan el riesgo de desarrollar de diabetes. El informe también señala que, a pesar de la abundancia de pesca que presenta esta región, la población se alimenta de pescado un 18 % menos que en el resto de comunidades autónomas, debido al escaso desarrollo de esta industria. Comunidad Valenciana, con un gasto por persona en alimentos más reducido, presenta en cambio un patrón nutricional más saludable que las regiones ya mencionadas, debido a una combinación entre una mayor accesibilidad a alimentos saludables y a una cultura de la dieta mediterránea más arraigada.

Estos datos ponen de manifiesto cómo los determinantes sociales de la salud, definidos por la OMS como “las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana" atraviesa el autocuidado y los hábitos de vida saludables de las personas. En este sentido, y tal y como señala Juan Francisco Perán, presidente de FEDE, “en el caso de la alimentación, este aspecto se retroalimenta con otros condicionantes como el nivel de estudios o el entorno familiar, influyendo entre sí y condicionando la exposición del paciente a la diabetes tipo 2. Por ello, a través de la campaña “Más que Diabetes”, FEDE pone el foco sobre estos factores e insistir en que sean tomados en cuenta a la hora de establecer estrategias de atención sanitaria”. 

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