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El colesterol elevado sigue siendo, en 2023, uno de los principales factores de riesgo para la salud cardiovascular de toda la población. Se sabe que es corresponsable del 60 % de las enfermedades del corazón, siendo estas la principal causa de muerte en nuestro país, especialmente en las mujeres.

En concreto, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 63.291 mujeres perdieron la vida en España en 2021 debido a una enfermedad cardiovascular, lo que significa que cada 8 minutos muere una mujer española por causas cardiovasculares, frente a los 55.905 hombres fallecidos por causa cardiovascular ese mismo año: 7.386 fallecimientos menos que en mujeres.

“En los últimos años venimos constatando que existe un sesgo de género en la atención cardiovascular en España: las mujeres se diagnostican menos y más tarde. En parte, se debe a la falta de conocimiento y a la baja percepción que tienen ellas mismas sobre el problema del riesgo cardiovascular y la interpretación de sus síntomas, especialmente a partir de la menopausia. Sin embargo, debemos ser conscientes de que la salud cardiovascular de la mujer es cosa de todos: de las propias mujeres, de los profesionales sanitarios, de la administración sanitaria, de los medios de comunicación y de toda la sociedad”, comenta el doctor Andrés Íñiguez, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC).

Concretamente, los cambios hormonales que el organismo femenino experimenta con la menopausia pueden alterar muchos de los parámetros de salud que hasta ahora había tenido bajo control. Por ejemplo, esta etapa suele conllevar una redistribución de la grasa corporal, haciendo que se acumule mucha más en la zona abdominal de lo que vendría siendo habitual. El perímetro de la cintura elevado (que se puede medir con una cinta métrica a la altura del ombligo y en el caso de la mujer no debería exceder los 88 cm) es en sí mismo un factor de riesgo cardiovascular, pues está relacionado con otros problemas metabólicos como un empeoramiento del perfil glucémico (azúcar o glucosa en sangre) de la paciente, de su presión arterial o de su perfil lipídico (niveles en sangre de grasas, como colesterol o triglicéridos). Así, durante esta etapa se pueden producir incrementos de entre un 10 % y un 15 % de los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y triglicéridos, y pueden bajar levemente los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno), provocando un aumento del riesgo cardiovascular en la mujer de forma silenciosa.

De hecho, otro asunto importante sobre el que conviene poner el foco es que las mujeres hacen menos seguimiento que los hombres de sus niveles de colesterol. “Esto puede deberse a múltiples factores, desde que las mujeres nos tratamos menos, hasta que tenemos una menor respuesta al tratamiento”, asegura la doctora Mª Rosa Fernández Olmo, presidenta de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Por todo lo expuesto, la FEC recuerda la importancia de llevar un estilo de vida saludable para controlar los factores de riesgo cardiovascular, entre ellos el colesterol. Hay que seguir una dieta equilibrada, basada en el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas, y limitando la ingesta de grasas saturadas. Asimismo, es recomendable el consumo de lácteos enriquecidos con esteroles vegetales que bloquean la absorción del colesterol a nivel intestinal, el aceite de oliva virgen extra o el pescado azul, ricos en grasas cardiosaludables. 

La alimentación equilibrada debe complementarse con la práctica de ejercicio regular de intensidad moderada, caminar, realizar una carrera suave o practicar ciclismo o natación aumenta el HDL (colesterol bueno) y reduce el LDL (colesterol malo) y los niveles de triglicéridos. La práctica de ejercicios de fuerza para reforzar la masa muscular también es clave en este proceso. 

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